Día 2 – De Noja a Santillana del Mar

Hoy salimos de nuevo tras un delicioso desayuno a las 9.30 h en dirección a Santander. La previsión meteorológica decía que haría más fresco y, de hecho, hoy no hemos tenido que luchar contra el calor. ¡Perfecto!

Hoy empezamos con la camiseta rosa. Las bicis están listas y las piernas siguen en forma.

Incluso antes de haber recorrido los primeros 10 km, tuvimos que subir la primera montaña y teníamos los primeros 220 metros en el velocímetro antes de las 10.30 h. Ohhhh, si esto sigue así, ¡necesitaré una tienda de rescate en la meta!

Stephan dijo que yo había subido las cuestas taaaan despacio que su moto no podía ir tan despacio sin caerse (creo que sólo estaba celoso de mis 4 km/h😂)

Relájate en la montaña y pedalea para pedalear.
Breve descanso y planificación de la ruta a la sombra.
¡Hacemos que las calles sean inseguras!

Siguiendo la recomendación del director de nuestro hotel de Noja, decidimos coger el ferry de Pedreña a Santander en lugar de recorrer los kilómetros previstos vía Camargo. Sin duda fue una buena decisión, ¡porque esta vez el ferry volvió a ser estupendo!

Las bicicletas están apoyadas contra la pared y ahora es el momento de disfrutar de las vistas.
La ciudad que se ve a lo lejos es Santander.
Bonitos barcos de pesca por todas partes y, por supuesto, muchos kilómetros de playas.

En Santander, primero buscamos un bar para comer y encontramos uno en la Plaza Porticada, en pleno centro de la ciudad. Santander es una ciudad grande y bonita. Incluso vi la universidad (¿una posibilidad de doctorado? ¿Quién sabe?) El problema fue luego volver a salir de Santander. Tardamos casi 1h30min en volver a nuestra ruta. ¡Ufff!

Santander es preciosa y merece la pena visitarla.
En las afueras de Santander hay muchas bahías.
Por fin salimos de Santander y entramos en una larga carretera asfaltada para bicicletas. ¡Hay una gran diferencia entre ir en bici por la ciudad y por el campo!

Ahora toca conducir los últimos kilómetros por la carretera nacional para llegar a nuestro destino. A las 16:10 entramos en Santillana del Mar. El nombre del pueblo es engañoso, ya que aquí no hay playa: ¡es un auténtico fósil! Santillana del Mar tiene siglos de antigüedad y está lleno de adoquines.

Parece bonito. Pero es difícil si el hotel está en el casco antiguo y tienes que andar con pedales automáticos.
Explora la ciudad después de la visita
Bonitos puestecillos repartidos por el pueblo.

Dejamos que el día llegara a su fin. Seguimos motivados y mientras escribo este informe estoy disfrutando de mi limonada.

Conclusión de hoy: Cuando tus piernas te piden que pares, es cuando empieza realmente la diversión.

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